Cuando hablamos de virtudes bíblicas, uno de los pasajes más citados es el de la mujer virtuosa en Proverbios 31. Allí, el autor presenta un retrato poético y poderoso de una mujer que teme a Dios, lidera su hogar con sabiduría y es digna de honra. Sin embargo, muchos se preguntan:
¿Y qué hay del hombre? ¿Dónde está el equivalente para los varones?
La realidad es que no existe un capítulo “Proverbios 32” como tal. Pero la Biblia sí presenta, a lo largo de toda su narrativa, un perfil claro, sólido y desafiante del varón conforme al corazón de Dios. Y es tiempo de recuperarlo.
A lo largo de las Escrituras, se nos dan múltiples retratos del hombre piadoso. No se exalta su fuerza física, ni su riqueza, ni su estatus social. Lo que se destaca es su carácter. Estas son algunas de las cualidades principales:
“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera.”
— Salmo 112:1-2
El primer pilar de un varón virtuoso no es el carisma ni el éxito económico. Es el temor reverente a Dios, que se traduce en obediencia, humildad y fidelidad.
“Gobierna sus asuntos con juicio… jamás será conmovido.”
— Salmo 112:5-6
El hombre piadoso no solo provee. Dirige con sabiduría, tomando decisiones con juicio, cuidando a los suyos y siendo ejemplo en su hogar.
“Marido de una sola mujer, sobrio, prudente… que gobierne bien su casa…”
— 1 Timoteo 3:1-13
Pablo presenta este perfil como requisito para líderes de la iglesia, pero es aplicable a todo hombre que desea vivir una vida íntegra: dominio propio, fidelidad, hospitalidad y prudencia.
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno: hacer justicia, amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.”
— Miqueas 6:8
Este versículo resume el carácter que Dios espera de cualquier hombre que se diga suyo: no apariencias, sino frutos de justicia y compasión.
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.”
— Efesios 5:25
El estándar del amor masculino no es Hollywood ni la cultura popular. Es Cristo. Su amor fue firme, sacrificial, protector y redentor. Así es el amor que se espera de un esposo virtuoso.
Vivimos en una época donde la hombría se mide por seguidores, dinero o atractivo físico. Pero la Palabra de Dios nos presenta un estándar radicalmente distinto:
No tienes que ser millonario, musculoso ni influencer para ser un hombre admirable.
Solo temer a Dios y caminar con integridad. Eso… vale más que el oro.
Como ejercicio creativo y teológico, algunos han intentado escribir un “Proverbios 32” para hombres. Aquí una versión inspirada por los principios bíblicos ya mencionados:
“Bienaventurado el hombre que teme a Dios y no anda tras el ruido del mundo.
Camina en integridad, habla con verdad, y no se doblega por presión ni por aplausos.
Su fuerza no está en sus músculos, ni su valor en su billetera.
No necesita ser influencer, millonario ni famoso para ser ejemplo.”
“Gobierna su casa con amor y firmeza, cuida a los suyos con sabiduría,
y trata a su esposa como Cristo trató a la Iglesia: con sacrificio, honra y fidelidad.
Cuando habla, edifica. Cuando actúa, deja huella.
No busca brillar, pero su luz no se puede esconder.”
“El mundo admira al exitoso. Dios honra al fiel.
Este hombre vale más que el oro fino, porque su carácter es su corona.”
El mundo necesita más que nunca hombres virtuosos: no perfectos, pero sí reales, firmes, íntegros y humildes.
El llamado está claro: teme a Dios, camina recto, ama con verdad, y deja huella donde estés.
Porque el verdadero varón virtuoso no es el que brilla más… sino el que permanece fiel.
¿Quieres recibir más contenido sobre liderazgo masculino bíblico, integridad y propósito?
Síguenos o suscríbete para más artículos como este.